La libertad es un concepto que lleva intrínseco la virtualidad de la existencia de algo distinto a lo que somos; es un reconocimiento de las vivencias de alguien cuya identidad le he propia y por lo cual adquiere una dimensión distinta cuyas características le hacen merecedor de ser tal como es; esa misma libertad es la que acompaña los dilemas paradojal de la efectividad humana al cual debemos reconocer como tal para establecer vínculos sobre la diversidad; porque eso somos:
Un universo de ángulos variados y variopintos; adjunto al concepto de libertad y supeditado a ello se crea la igualdad como momento constitutivo de un buen instante de paridad inicial que sólo la capacidad, sagacidad y el talento recrea un escenario diferencial a través de un proceso cuyas equivalencias trasciende el simple éxito; y a simple conjunción de ambos conceptos nos llega la justicia como premisa eficaz para explicar y concebir medianías equilibraste.
Traducido esto a la política se torna más que complejo porque a partir de ahí el pensamiento social vinculado a esta interpreta y concibe fórmulas adecuadas de buen vivir en sociedad; entonces se plantean regímenes y/o sistemas que motorizan a través del mejor modelo convivencia de gobierno.
Sin embargo como todo esto es una construcción histórica(es decir que surge como consecuencias de orígenes distintos y acumulas balancea históricos diferenciados) cada forma de gobierno adquiere particularidades especiales. De todos estos desarrollos los que más han dado resultados (para una buena y sana convivencia social) es la edificar una civilización sustentada en la aceptación del otro como imaginario distinto y sobre esa base fomentar las buenas prácticas a través de la democracia que en síntesis significa ir a abrevar en lo distinto para estimular la participación ciudadana y crecer aceptando al otro tal como es. En el fondo todo se traduce de cómo entender y reconfigurar inteligentemente al otro cómo instante dispar.
