28 años sin el gran Narcisazo, que vive en la memoria nacional

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El querido y extrañado Narcisazo.-

DIARIO PAÍS, SANTO DOMINGO.- El tiempo pasa volando y los recuerdos se amontonan cada vez más. Así se llega este jueves a 28 años sin el maestro y animador cultural Narciso González, el querido e inolvidable Narcisazo.

Lo desaparecieron el 26 de mayo de 1994, luego de denunciar un fraude colosal presuntamente perpetrado por el Gobierno balaguerista en contra de José Francisco Peña Gómez en las elecciones de ese año.

Bastaron pocos días para que lo agarraran, lo asesinaran y lo borraran del mapa. Pero no de la memoria colectiva, que atesora y almacena la vida ejemplar de Narcisazo.

Profesor, abogado, poeta social, activista cultural, escribía «El pueblo se queja en versos», donde fustigaba al Dr. Joaquín Balaguer, su archienemigo político. Esa oposición voraz y decidida tenía un largo aliento.

En efecto, Narcisazo había hecho vida política y cultural desde los tempranos años sesenta, años crueles donde aniquilaron a jóvenes talentosos y aguerridos. Él fue testigo de esa época cruel, la de los tenebrosos y prolongados Doce Años de Balaguer.

Amín Abel, Otto Morales, Héctor Homero Hernández Vargas, Guido Gil, Orlando Martínez, Goyito García Castro… y muchos otros, algunos compañeros universitarios de Narcisazo, fueron desaparecidos y liquidados. Algunos dejaron el triste consuelo de un féretro y una tumba donde podían recibir flores, lágrimas y llanto.

Pero eso no sucedió con Narcisazo, a quien eliminaron sin dejar rastro alguno, ni huellas palpables. No hay tumba, ni descanso eterno.

A los 52 años lo eliminaron de la faz de la tierra. ¿Se lo tragó el mar? Aprovecharon un encendido discurso que pronunció en la UASD, en la que vertió su acidez antibalaguerista. Eso aprovecharon para aniquilarlo. Según versiones, esbirros balagueristas y jerarcas militares se encargaron de él.

Revolucionario

Tomó las armas en abril de 1965 para defender el suelo patrio. Siguió guerreando y revolucionando durante los terribles Doce Años. Se hizo abogado y profesor universitario, pero no apagó su rebeldía.

En 2012 llegó una condena al Estado dominicano de parte de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, por su negligencia en las pesquisas del caso.

Los parientes del gran Narcisazo recibieron una fuerte indemnización por el crimen cometido contra él, pero eso no les devolverá nunca el aliento de un gran maestro y luchador social.

No hay tumba ni sepultura, pero queda el cofre de la memoria, esa que reclama justicia 28 años después. El pueblo se sigue quejando en versos.

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