DIARIO PAÍS, SANTO DOMINGO.- Hasta ahora va sobre ruedas la gran consulta ciudadana del PLD, mostrando una organización envidiable y una fluidez importante. Han sido mínimos los inconvenientes. En una mesa electoral de Villa Mella no estaba conectada la impresora, y eso demoró un tanto el proceso; pero ya se resolvió, y las votaciones siguen fluyendo.
El PLD cree en el voto electrónico y lo ha demostrado una vez más usando los equipos tecnológicos de la Junta Central Electoral. Sin embargo, este órgano electoral no da apoyo legal a la escogencia en el PLD, puesto que está fuera de ley y es extemporánea. La normativa fija octubre de 2023 como fecha para elegir la figura presidencial. Así, al margen de la ley, va el PLD acelerando en un año su propio destino electoral. El ganador de hoy tendrá que ser ratificado dentro de un año por una nutrida asamblea nacional del partido.
Margarita, la gran señora del PLD, votó confiada en que ganará el duelo, y llamó a participar para cambiar la historia.
Lo mismo hizo -y dijo- la aspirante Karen Ricardo, acompañada de un puñado de acólitos. Volvió a decir que quiere crear una nueva cultura política dominicana.
Lo que dijo el destemplado vocero de Abel Martínez fue desautorizado y censurado por otros aspirantes. Ese señor, portavoz del «Leoncito de Santiago», se puso alante y habló de posibles bellaquerías contra el inquieto alcalde.
De eso saben ellos: la consulta es un problema de hermanos mayores del PLD. La familia morada se está batiendo en las urnas.