Por Luis Taveras
Estar actualizado en una sociedad tan compleja y difusa es una tarea difícil por lo intrincado y escabroso que implica. Hoy la circulación de las informaciones se hace más intensa y variable; la capacidad de absorción de lo que acontece en la cotidianidad se convierte en una odisea por lo imprevisible que es su procesamiento, a los fines de eventos cognitivos sujetos al análisis, desclasificacion y recomposición de los datos que de forma continua se producen, poniendo en estado de desafio nuestra formación e inteligencia.
Desde los lugares más remotos nos llegan acontecimientos que en un mundo globalizado afectan sensiblemente nuestras vidas; más aún: las controversias propias de la agitación social que consume nuestras energías casi nos atormentan, ya sea de forma colectiva e individual. Enjuiciar eso como experiencia es sencillamente un gran privilegio.
Agregar valor a esa realidad es propio de una intelectualidad que no sólo se reduce a los libros, más bien se estructura en base a la inventiva y creatividad de los tiempos modernos; el ser humano estructura su sentido de vida existencial a partir del acopio, síntesis y experiencia de un mundo diverso y contradictorio que para salir airoso debemos ser accesible al saber con la prudencia y la sabiduría del almacenamiento tolerante de lo variado.
Abrevar en esa diversidad nos hará navegar en estas aguas civilizatorias en un ambiente varios pintos en el cual nos necesitamos TODOS EN UN EQUILIBRIO EXISTENCIAL con sus virtudes y defectos.
