Llegó la hora de los hornos en Colombia

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Por Luis Taveras

Hoy se desarrollan las elecciones presidenciales en Colombia; de un total de 51 millones de habitantes, tendrán derecho al voto 39; una población indígena que llega a 1.9 millones de ellos. En el sistema electoral colombiano si uno de los candidatos (5 en total en esta ocasión) no obtiene el 50+1 de los sufragios, los dos que eventualmente quedarían en primer y segundo lugar tendrían el pase a una segunda vuelta electoral a celebrarse el 19 de junio de este mismo año. Todas las encuestas dan como favorito a Gustavo Pedro, senador actual que reivindica la inclusión social dentro de un marco de unidad nacional; viene de una tradición de izquierda ya que fue dirigente del grupo de izquierda MR=19: en segundo y tercer lugar (según las encuestas publicadas) le corresponden a Federico -Fico- Gutiérrez y a Rodolfo Hernández (ambos variantes de los proyectos políticos de derecha).

El tema sería si Gustavo Pedro se iría en primera vuelta porque lo distancia de los demás es considerable; aún así, según esas encuestas, en una segunda vuelta también ganaría; dentro del sistema electoral de ese país se registra una casilla que se computa como voto válido el ninguno (contrario a muchos países que se considera nulo). Al abrirse el telón del escenario electoral colombiano hay una percepción de signos de interrogantes con las autoridades electorales en tanto que las elecciones legislativas (efectuadas el pasado 13 de marzo) estuvieron matizadas por cuestionamientos considerables a las autoridades electorales por manejos no transparentes en algunas zonas electorales.

Colombia ha tenido un tránsito democrático traumático (quizás uno de los mayores en América Latina) por la existencia de focos guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes, represión de las fuerzas militares contra ciudadanos civiles, etc.) incrementada con la pandemia del COVID-19.

Hacemos votos para que en esta ocasión se efectúen unos comicios apegados a la voluntad general y que sea el comienzo de una real y efectiva unidad nacional que involucre a todos los sectores a los fines de construir una democracia para bien de ese país y el resto de América Latina.

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