Familiares lloran este día a sus parientes muertos por causa de los estallidos que se dice en una fábrica de Pasticos donde hasta el momento van 38 muertos en San Cristóbal. Al recibir los cadáveres solicitaron profundizar las investigaciones.
DIARIOPAISRD. PROVINCIA DE SAN CRISTOBAL, AL SUR DE LA CAPITAL DOMINICANA. Al recibir los restos de ochos de las víctimas luego de comprobar mediante pruebas de ADN, su identidad, los familiares aprovecharon el momento para exigir a las autoridades profundizar las investigaciones y determinar a ciencia cierta que provocó el estallido, que ya van 38 fallecidos.
Entre los restos que fueron entregados este miércoles se encuentran los de la joven Mariela Nova Rosario, de 22 años, laboraba en la tienda de tela Toledo,
El adolescente de 17 años, Tico Manuel Ortega Cruz, quien al momento de la explosión se encontraba comprando materiales en la tienda de plástico.
Además fueron entregados los restos del mecánico Héctor Ramón Cuello, de 58 años, Emil Figuereo Báez, de 60 años, Gabino Aquino, de 61 , Ana angeli Nivar, de 47, Rafael Solano Mateo, 62 años y Julio Agustín Vittini de 56.
Por la explosión la Oficina de Atención Permanente de San Cristóbal impuso prisión domiciliaria e impedimento de salida al propietario de la empresa Vidal Plast, a su esposa y una hija.
«Hoy es un día triste, tan duro como el día de la explosión», fueron las palabras de Juan Corporán tras recibir los resultados de la prueba de ADN que confirman que los restos que permanecían en Inacif son de su esposa, quien fue una de las víctimas de la trágica explosión en la provincia San Cristóbal.
Manifestó quelos resultados arrojaron un 99.9 % de certeza de que los restos eran su compañera de vida, Ana Angelí Nivar, con quien llevaba 32 años de matrimonio, durante los que procrearon tres hijos, quienes les han dado cuatro nietos.
Mientras esperaba el cadáver de su esposa, expresó que no hay forma de calmar el dolor que siente por la pérdida de su mujer, ya que hasta hoy mantenía la esperanza de que un día llegaría a casa por sus propios medios.
«Uno siempre alberga la esperanza de que va a llegar viva, que está por ahí y que quedó sorda, que quedó loca, pero que va a llegar», dijo Corporán, visiblemente devastado.
