EL CONGRESO MUNDIAL DEL DERECHO UNA CONQUISTA PARA AMÉRICA

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Por considerarlo de interés nacional daremos paso a esta opinión del señor Manuel Campo Vidal, hace una narrativa  de lo gigante que fue el congreso mundial del derecho, una conquista para américa, celebrado en la capital dominicana recientemente.

DIARIOPAISRD.COM**INFORMCION PRODUCIDA EN LA CAPITAL DOMINICANA. La espectacular celebración del Congreso Mundial del Derecho en Santo Domingo. El más
concurrido de la historia de la World Jurist Association, que actualmente preside Javier Cremades.

El que reunió a casi trescientos panelistas de setenta países de cinco continentes.

El que por primera vez se celebró en Universidades -Unicaribe y la UASD, la primada de América- y contó con mil quinientos estudiantes inscritos, además de los más de mil participantes del mundo  jurídico, empresarial, medios de comunicación y sociedad civil.

El Congreso que reunió a más presidentes de Tribunales Constitucionales del mundo y clausuró,  de nuevo, el rey Felipe VI defendiendo el estado de derecho en tiempos de tensión y amenaza a   las libertades.

El Congreso que abrió el expresidente colombiano Iván Duque con un alegato   emocionante reclamando la recuperación de la democracia en Venezuela y en otras dictaduras   americanas.

El Congreso en el que la jueza Sonia Sotomayor del Tribunal Supremo de los Estados Unidos,  recibió de manos de Felipe VI y del presidente Luis Abinader, el prestigioso Peace & Liberty  Award. Momentos de emoción y de reafirmación democrática.

Homenaje a la primera jurista   hispana en alcanzar un puesto en tan alta institución.

Frente al imperio de la fuerza, el imperio de   la ley. Y como exaltación de la hispanidad, el estreno en la clausura en directo por Carlos Vives de   “Una canción en español”.

Con esas cifras de participación, pluralidad profesional, racial y hasta continental, y con esas  certificaciones de alta calidad de los participantes, que ha dejado un torrente de intervenciones   magistrales, el Congreso ya había ganado objetivamente su condición del más exitoso de la   historia; una historia que comenzó en 1963 y que cada dos años deja su huella en una capital del   mundo.

Pero hubo algo más, absolutamente inesperado. En su discurso de clausura, Javier Cremades,   pidió, sin aviso ni consulta previa, que se pusieran en pie en la sala las altas autoridades   legislativas, judiciales y gubernamentales del país, incluyendo expresamente al Presidente de la   República, Luis Abinader.

Pero también al Defensor del Pueblo y al líder de la oposición Leonel   Fernández, ex presidente de República Dominicana en tres mandatos y de nuevo candidato. Tras   un titubeo inicial por la sorpresa, dos filas de asistentes en el aula magna de la Universidad

Autónoma de Santo Domingo se pusieron el pie y los presidentes Abinader y Leonel se acercaron   desde sus distantes localidades, se saludaron, se abrazaron y levantaron juntos sus manos bajo   una ensordecedora ovación.

Esta escena, dijo Cremades, sería hoy insólita en España, en Francia, Italia, Alemania, Estados   Unidos y tantos otros países dominados por la polarización.

Y justifica por qué el Congreso Mundial del Derecho se ha celebrado en Santo Domingo: cuarenta años de elecciones   interrumpidas y alternancia en el poder, sin sobresaltos militares, ni conspiraciones civiles, como  sucede desgraciadamente en otros países de la región.

La prensa dominicana destaca unánimemente la trascendencia jurídica del Congreso, y su gran  aportación internacional, pero también su contribución a la política local.

Cuando está en duda la   elebración en pocos días de una cumbre sobre inmigración con todos los ex presidentes del país   por el grave desafío fronterizo con Haití, llega esta insólita fotografía de los dos mandatarios, fotografía reparadora, esperanzadora, de un deseable consenso  sobre una cuestión de estado tan   sensible.

Definitivamente, el Congreso Mundial del Derecho ha dejado huella en el país caribeño,   y ha consolidado Santo Domingo como un faro que ilumina la resistencia democrática ante el   avance de los riesgos autocráticos.

Por eso, casi podría decirse que el Congreso Mundial del    Derecho conquistó América, y no solo América, en los tres días pasados.

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