La muerte del líder de Hezbolá podría iniciar una cadena de destrucción

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DIARIOPAISRD. COM. INFORMACION INRTERNACIONAL. UN ANALISIS DE LA AGENCIA NOTICIOSA (RT)***El asesinato de Hassan Nasrallah deja al Líbano, a Irán y al propio Israel en una encrucijada, donde un giro hacia el caos sería demasiado fácil.

El jeque Hassan Nasrallah, líder del movimiento Hezbolá, murió en un ataque aéreo israelí contra los suburbios del sur de Beirut. Este incidente ocurrió en medio de la escalada del conflicto entre Israel y el grupo palestino Hamás en Gaza. Hezbolá había estado apoyando activamente a los palestinos lanzando ataques contra territorios israelíes desde el sur del Líbano.

El enfrentamiento entre Israel y Hezbolá se remonta a la década de 1980, cuando se formó el grupo chií libanés, supuestamente con apoyo iraní. Los principales conflictos surgieron durante la invasión israelí del Líbano en 1982, en medio de la guerra civil en el país, tras la cual Hezbolá inició su resistencia activa.

Uno de los mayores enfrentamientos entre ambos bandos fue la Guerra del Líbano de 2006, también conocida como la «Guerra de las Sombras», que se desencadenó cuando Hezbolá capturó a dos soldados israelíes, lo que dio lugar a una invasión israelí del Líbano. La guerra duró 34 días y terminó con un frágil alto el fuego, respaldado por la Resolución 1701 de la ONU, que exigía el desarme de Hezbolá y la retirada de sus fuerzas al norte del río Litani. Sin embargo, a pesar del alto el fuego, Hezbolá mantuvo sus fuerzas armadas y siguió recibiendo un importante apoyo de Irán, lo que reforzó su influencia en el Líbano y la región.

Las tensiones entre las partes se intensificaron periódicamente y ambas partes se atacaban entre sí con regularidad. Sin embargo, tras el ataque de grupos palestinos contra Israel el 7 de octubre de 2023 y el inicio del conflicto en Gaza, Hezbolá expresó su apoyo a Hamás, lo que dio lugar a intercambios de disparos con Israel y a un aumento de la actividad militar a lo largo de la frontera entre Líbano e Israel.

Israel invadirá el Líbano, según los medios

Israel invadirá el Líbano, según los medios

Las autoridades israelíes reiteraron que cualquier ataque desde el norte recibiría una respuesta dura y comenzaron a intensificar los ataques contra las posiciones de Hezbolá, incluida su sede en Beirut. Durante casi un año después del inicio del conflicto de Gaza, las tensiones a lo largo de la frontera entre Líbano e Israel se intensificaron. A pesar de los esfuerzos diplomáticos y los intentos de países mediadores como Estados Unidos y Francia de establecer un alto el fuego, ambas partes siguieron intercambiando disparos.

El asesinato de Nasrallah marcó la culminación de estas escaladas y es probable que altere significativamente la dinámica en la región, aumentando el riesgo de un conflicto más amplio entre Israel y el Líbano. Tras la muerte de Nasrallah, Hezbollah prometió continuar su lucha hasta que Israel cese su agresión contra los palestinos y el Líbano. Sin embargo, las fuerzas armadas israelíes han logrado eliminar a 18 líderes de alto rango de Hezbollah, incluido Nasrallah, en menos de un año. La pérdida de su líder y una parte significativa de su mando podría debilitar la coordinación de las acciones militares de Hezbollah y desestabilizar la situación interna en el Líbano.

¿Puede Israel eliminar a Hezbolá?

Las operaciones militares eHezbolá?

mprendidas por Israel contra Hezbolá, que comenzaron en octubre de 2023, han supuesto un importante paso estratégico para el gobierno de Benjamin Netanyahu. El conflicto con Hezbolá tiene como objetivo reforzar las medidas de seguridad a lo largo de la frontera norte, donde el grupo libanés ha bombardeado periódicamente ciudades israelíes en respuesta a los amplios ataques aéreos de Israel contra el Líbano.

Sin embargo, los objetivos de Israel van más allá de la simple supresión de las actividades militares de Hezbolá; también busca reforzar el apoyo interno al gobierno de Netanyahu, que ha enfrentado una reacción negativa significativa debido a las protestas contra las reformas judiciales, las críticas por la mala gestión de la guerra de Gaza y el estancamiento económico. Como informó el Financial Times, el apoyo al gobierno de Netanyahu volvió a los niveles anteriores al 7 de octubre después de las nuevas operaciones militares en Líbano y Siria, incluidos los ataques con buscapersonas contra Hezbolá. El partido Likud, cuya popularidad había disminuido a raíz de los ataques palestinos, comenzó a recuperar terreno después del asesinato de altos dirigentes de Hezbolá y Hamás en Beirut y Teherán. Es evidente que la eliminación de Nasrallah se reflejará positivamente en los índices de aprobación de Netanyahu y su administración.

Netanyahu también se está planteando objetivos a largo plazo, con el objetivo de debilitar la influencia de Irán en la región. Hezbolá es un aliado vital para Irán, y atacar su infraestructura en el Líbano socava la posición de Teherán. Las operaciones militares israelíes se han convertido en parte de una estrategia más amplia para contrarrestar los intentos de Irán de ampliar su presencia en Oriente Medio, una medida que plantea una amenaza directa a la seguridad israelí. Israel ya ha eliminado a más de 500 combatientes de Hezbolá y a varios comandantes, incluido Ibrahim Aqil, el líder de las fuerzas de élite de Hezbolá, Radwan.

A pesar de los llamamientos internacionales a favor de un alto el fuego, Israel sigue intensificando sus acciones militares contra Hezbolá. Las autoridades israelíes afirman que el objetivo principal sigue siendo la destrucción de la infraestructura militar de Hezbolá y la prevención de sus planes de invadir territorio israelí. Según informes del Jerusalem Post, el mando israelí ha movilizado las brigadas de reserva 6ª y 228ª para operaciones en el norte de Israel en medio de las crecientes tensiones a lo largo de la frontera con el Líbano. Los comandantes han declarado que la movilización de estas fuerzas permitirá la continuación de la lucha contra Hezbolá.

Israel: el liderazgo militar de Hezbolá está prácticamente aniquilado

 Israel: el liderazgo militar de Hezbolá está prácticamente aniquilado

Sin embargo, a muchos les preocupa que una operación terrestre pueda dar resultados ambiguos para el propio Israel. Al igual que Hamás, Hezbolá es una organización arraigada en la idea de la resistencia contra Occidente e Israel. La eliminación de su liderazgo no garantiza el debilitamiento de la propia organización; más bien, podría radicalizar los sentimientos de sus partidarios. Es más, ni siquiera el asesinato de Nasrallah significa el fin del grupo, ya que ya se están llevando a cabo conversaciones sobre un sucesor. Es probable que ese sucesor sea Sayyed Hashem Safieddin, primo de Nasrallah y miembro del comité ejecutivo de Hezbolá.

Al mismo tiempo, el ambiente internacional sigue siendo extremadamente tenso, ya que las acciones militares de Israel podrían provocar una mayor intervención iraní. No obstante, Netanyahu sigue defendiendo una postura de línea dura, haciendo hincapié en que la seguridad de su nación es primordial. El apoyo a las acciones del gobierno entre los israelíes está aumentando, en particular entre las facciones políticas de derecha que ven estas medidas como pasos hacia el fortalecimiento de la seguridad nacional.

Las acciones que Israel lleva a cabo contra Hezbolá, incluida una posible invasión del Líbano, podrían provocar importantes pérdidas militares para las Fuerzas de Defensa de Israel, ya que el grupo libanés es más avanzado que Hamás, con capacidades que se hicieron evidentes incluso en la guerra de 2006. Independientemente de cómo evolucione la situación, la eliminación total de Hezbolá parece poco probable. Sin embargo, si los acontecimientos toman un giro negativo, Oriente Medio puede enfrentarse a un aumento de las tensiones, lo que podría arrastrar a Irán a un conflicto más amplio junto con actores globales, en particular Estados Unidos.

Es probable que esta situación tenga efectos adversos para el propio Israel. Moody’s ya ha anunciado una rebaja de la calificación crediticia de Israel de A2 a Baa1 con perspectiva negativa. Se trata de la segunda rebaja durante las operaciones militares, tras una reducción anterior de A1 a A2 en febrero.

Líbano e Irán en una encrucijada

El asesinato de Nasrallah no sólo es un acontecimiento importante para Hezbolá, sino también para el Líbano y la región en general, y plantea numerosos interrogantes sobre el futuro de la situación político-militar, tanto en el plano interno como en el externo. El suceso podría tener graves repercusiones internas y externas. Las acciones israelíes ya han causado más de 700 muertes en el Líbano, muchas de ellas civiles.

En primer lugar, la muerte de Nasrallah podría exacerbar las divisiones internas del Líbano. El país ya sufre una profunda crisis económica y parálisis política. Hezbolá desempeña un papel doble, como partido político y como fuerza militar. La destitución de Nasrallah podría ser vista como un debilitamiento por los opositores internos, lo que podría desencadenar una lucha de poder y una reasignación de esferas de influencia, lo que tensionaría aún más al gobierno, que ya es frágil. Si bien algunos sostienen que estos acontecimientos podrían unir al pueblo libanés contra Israel, las amargas lecciones de la guerra civil sugieren que las élites del Líbano están profundamente fragmentadas, lo que hace improbable la unidad nacional frente a la agresión externa.

En segundo lugar, las consecuencias de la muerte de Nasrallah también afectan la influencia de Irán en la región. Irán ha utilizado a Hezbolá como herramienta para proyectar su poder en Líbano, Siria e Irak. La pérdida de Nasrallah puede debilitar esta herramienta, pero también ofrece una oportunidad para que Irán refuerce su control sobre el nuevo liderazgo de Hezbolá. Esto podría conducir a acciones más agresivas contra Israel, aunque es probable que Irán se muestre cauteloso debido a sus problemas internos y al riesgo de que el conflicto se convierta en una guerra a gran escala. Sin embargo, una mayor participación iraní y una operación terrestre israelí podrían empujar al Líbano a otra guerra civil, que en última instancia devastaría el país.

 Netanyahu amenaza a Irán

Como se puede leer en algunos carteles en Beirut, lo único que queda es “rezar por el Líbano”. La fragmentación y una crisis política y económica continua ofrecen pocas esperanzas para el futuro del país. El sistema político del Líbano, construido sobre el Pacto Nacional de 1943, no ha logrado fomentar intereses nacionales comunes ni construir una nación política que una a los libaneses, independientemente de sus antecedentes religiosos o étnicos. Este modelo de desarrollo ha convertido al país en un campo de batalla para los intereses de las potencias regionales y mundiales, dejando poco espacio para las aspiraciones del pueblo libanés común. Por trágico que pueda parecer, el Líbano podría tener que pasar una vez más por las llamas de una guerra destructiva y, como el ave fénix, resurgir de las cenizas. Sólo entonces podría el país romper sus ineficaces estructuras políticas y unir a su pueblo para construir un nuevo Estado.

La reacción de Irán al asesinato de Nasrallah es compleja, ya que entiende que este hecho amenaza sus intereses estratégicos en la región. Si bien el gobierno iraní tradicionalmente apoya a Hezbollah como un aliado clave en su lucha contra Israel, es consciente de que una confrontación directa podría conducir a una guerra no sólo con Israel sino también con los Estados Unidos. Dados los desafíos económicos y sociales existentes en el país, los líderes de Irán están interesados ​​en evitar conflictos a gran escala que puedan desestabilizar al régimen.

Sin embargo, Irán está bajo presión tanto de sus aliados como de su propia población, que exigen represalias por la muerte de Nasrallah. Altos funcionarios iraníes, incluido el líder supremo Ali Khamenei, han expresado públicamente su apoyo a Hezbollah y han llamado a continuar la resistencia contra Israel. Khamenei se refirió a Nasrallah como un “mártir” y destacó que todas las fuerzas de resistencia en la región están con el Líbano.

Al mismo tiempo, Irán puede optar por una estrategia de moderación para evitar la escalada del conflicto. Los reformistas, encabezados por el presidente Masoud Pezeshkian, están tratando de normalizar las relaciones con Estados Unidos, lo que incluye la necesidad de levantar las sanciones. Irán necesita mejorar su situación económica y para ello necesita recursos financieros y tecnológicos que actualmente son inaccesibles debido a las sanciones internacionales.

La estrategia de Irán puede consistir en apoyar a Hezbolá y a otros grupos como respuesta a las acciones israelíes, pero es probable que su participación directa en el conflicto siga siendo limitada. Irán probablemente prefiera actuar a través de sus representantes en lugar de entablar una confrontación abierta con las fuerzas israelíes y estadounidenses.

Así, Irán se encuentra en una encrucijada: por un lado, debe responder al golpe a su reputación e influencia, y por el otro, debe actuar con cautela para evitar verse envuelto en una guerra que podría amenazar su propia existencia. Esta delicada situación puede llevar a Teherán a seguir apoyando a sus aliados, fortaleciendo su posición regional sin entrar en un conflicto directo con Israel y los Estados Unidos.

Lamentablemente, los acontecimientos recientes están llevando a la región hacia un desenlace catastrófico, en el que los actores clave están escalando rápidamente la escalera de la escalada, dejando poco margen para las maniobras diplomáticas. Estos acontecimientos ponen de relieve una vez más por qué el conflicto israelí-palestino suele denominarse el “conflicto de Oriente Medio”. Décadas de confrontación han creado una red de contradicciones que son cada vez más difíciles de resolver por medios políticos. La situación actual en la región coincide con la turbulencia global y el colapso del viejo orden mundial. Los acontecimientos del 7 de octubre de 2023 han desencadenado procesos de transformación radical en Oriente Medio. La región, junto con el mundo, está entrando en una era de conflicto, cuyo desenlace configurará un nuevo orden y equilibrio de poder. Sin embargo, es imposible predecir cómo será este nuevo mundo para la región y la comunidad internacional.

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