Incluso el presidente Donald Trump no parece creer que sus furiosos y caóticos esfuerzos para poner fin a la renovada tormenta en torno al delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein funcionarán.
DIARIOPAISRDS.COM**INFORMACION INTERNACIONAL EN EE.UU. FUENTE CNN***En una publicación en las redes sociales el fin de semana, advirtió que “nada será lo suficientemente bueno” para satisfacer a quienes, según él, son izquierdistas y alborotadores que avivan la revuelta.
En realidad, sin embargo, la controversia se vio intensificada por los arrebatos defensivos de Trump luego de los torpes esfuerzos de sus asesores por sofocar las conspiraciones que alimentaron antes de las elecciones de 2024 sobre la muerte de Epstein en prisión y una supuesta lista de clientes famosos.
Pero la publicación de Trump en Truth Social plantea preguntas importantes.
¿Se acelerará la intriga, que se diferencia de la mayoría de sus enredos políticos porque enfrenta al presidente contra su propia base, por nuevas revelaciones, incluida la curiosidad sobre los vínculos pasados de Trump con Epstein, acusado de tráfico sexual?
O, después de dos semanas de recriminaciones internas, ¿se unirá el movimiento MAGA para proteger a su patrocinador luego de un informe del Wall Street Journal del jueves sobre Trump y Epstein, que el presidente utilizó para lanzar su ataque característico contra las “noticias falsas”?
Trump hizo todo lo posible para avivar la tensión política el domingo y distraer la atención del caso Epstein. Exigió que los Washington Commanders de la NFL volvieran a jugar como los Redskins y criticó duramente a los funcionarios de la administración Obama por los hallazgos de inteligencia que indicaban que Rusia interfirió en las elecciones de 2016 para ayudarlo.
Pero el asunto de Epstein ha cobrado fuerza hasta ahora y desafió sus esfuerzos por silenciarlo. Resulta bastante curioso en este sentido, ya que parece menos relevante para la vida de millones de estadounidenses que el impacto de las políticas radicales y las apropiaciones de poder de Trump, que han puesto repetidamente a prueba la Constitución y han amenazado con perjudicar la economía.
Pero los escándalos que se disipan y no desaparecen son siempre una señal peligrosa para la Casa Blanca, incluso cuando el presidente tiene una piel de teflón tan gruesa como la de Trump.
Una razón por la que esta controversia tiene fuerza es que sus fundamentos forman parte de la filosofía MAGA (Hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo), la idea de que las élites ocultas en las agencias de inteligencia y el gobierno dirigen un “estado profundo” estadounidense que oculta la verdad sobre problemas como el tráfico sexual infantil. Las declaraciones de los funcionarios de Trump que fomentaron la conspiración, afirmando que no hay nada de cierto, parecieron solo validar las preocupaciones de los conspiradores comprometidos del movimiento.